El Gobierno francés prohibirá el burka. Sí, ya saben, ese harapo tendenciosamente integrísta como la falda por debajo de las rodillas o el crucifijo en las escuelas públicas. Y la verdad es que a mí personalmente me parece mal que el gobierno francés lo haga. No es porque me parezca mal que haya que preservar ante todo la dignidad de la mujer, ni incluso me parece mal que se prohiba porque considere que al ser un elemento religioso estigmatizante debe ser erradicado de una sociedad laica; me parece mal porque allá donde fueres, haz lo que vieres. (o traducido a la situación francesa actual: allí donde invadas, haz que se prohiba).
Todo esto viene a colación de que hace tan solo unos segundos estaba tomando el desayuno (lo sé, soy un burgués) mientras veía Espejo Público de Antena 3 (lo sé, soy un burgués y con mal gusto televisivo). Allí se trataba el asunto con la rigurosa seriedad con la que sus contertulios abordan los temas. Contertulios de la talla de Miguel Temprano (alías: que entre el ejercito en el Alakrana aunque eso provoque la ejecución de los "rescatados") o Lolita.
En el programa este pude notar dos cosas. Una, que Miguel Temprano es bastante muy integrista español. Y la otra, que nadie hizo referencia a la cuestión de que Sarkozy (el mismo que prohibe el burka) apoye a Karzai (el mismo que, por ejemplo cede ante los que quieren imponer el burka).
¿Qué dirá (o diría) Pascual Serrano de esto? Me temo que nada bueno. Mientras tanto Andrés Pérez lo tiene claro "nueve de cada diez emisiones políticas se centran en ese tema, y no en el paro, los déficits o el recorte de derechos sociales".
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