La reforma de las Cajas de Ahorros

El gobierno ha decidido dar otro ejemplo más de su marcado carácter neoliberal en cuestiones económicas: la nueva reforma de las Cajas de Ahorros. Después de haber intentado sin todo el éxito que les hubiese gustado, convertir a las Cajas en Bancos, tras la aprobación del decreto por el que se creaba la figura de las SIPs (Sistemas Integrados de Protección), mediante los cuales las Cajas se fusionaban entre sí convirtiéndose, en su conjunto, en un banco, el gobierno vuelve a la carga de nuevo.


Caja Granada, por ejemplo, optó por esa vía, la del SIP. Otras Cajas, sin embargo, prefirieron aunar fuerzas y fusionarse en una nueva Caja, pero manteniendo su carácter social. Este hecho, el de que no todas las cajas se convirtiesen en bancos, ha dado lugar a que el presidente Zapatero y su gobierno decida que se acabó, que o todos somos bancos o este país se va a la ruina (ya saben, aquella vieja falacia de “o se aprueba la reforma laboral o nos vamos a la ruina” o aquella otra de “o se aprueba la reforma de las pensiones o nos vamos a la ruina” herederas directas del “o votan al PSOE o llega la derecha”, falacias decía).


Pero creo que para entender con algo más de profundidad que significa este cambio de Cajas a bancos, hay que explicar las diferencias fundamentales entre sí.


Principalmente, las cajas de ahorro, a cambio de beneficios fiscales y otra serie de prebendas, tienen que dedicar al menos un 25% de sus beneficios a Obra Social (residencias, colegios, becas...). Además, los órganos de dirección de las cajas están compuestos de forma estamental por representantes políticos, de los trabajadores, de los consumidores y del mundo empresarial. Por otro lado, a diferencia de los bancos, las cajas de ahorro son fundaciones y tienen prohibido acudir al mercado de capitales, es decir, no pueden obtener financiación a través de la venta de acciones porque, simplemente, su capital no está compuesto por acciones; al contrario de lo que ocurre en los bancos, donde sus beneficios van a donde deciden sus accionistas, en tanto que como Sociedades Anónimas que son, su capital y sus órganos de dirección están compuestos por acciones y accionistas.


Es decir, y poniendo el dedo dónde más nos interesa, la principal diferencia radica en que mientras unas tienen una gestión más “social”, los bancos tienen una finalidad netamente capitalista, dirigida a intereses personales. A estas alturas a nadie le choca que el PSOE liquide una “banca” social para reconvertirla en una banca “capitalista”, sin embargo, debería rechinar en las conciencias que eso se haga así, y más teniendo en cuenta que la principal causa de nuestra crisis tiene su origen en los intrincados mecanismos de los sistemas financieros, principalmente de los propios bancos.


Pero una vez hecha la distinción, vayamos al hecho en sí. El gobierno ha decidido que el core capital de las entidades financieras sea del 8%. Es decir, y abreviando mucho la cuestión, que las Cajas, necesariamente, deberán fusionarse en bancos, incluso aquellas que ya estaban fusionadas, para cumplir estas exigencias de capital. Pero no sólo el qué en esta cuestión es importante (recuerden, cajas = beneficios sociales; bancos = beneficios para accionistas), sino que el cómo tiene aún más importancia.


Para lograr reconvertir cajas en bancos, el gobierno central comprará cajas de ahorros convertidas en bancos previamente (recuerden, las cajas no tienen accionistas, por lo que para comprarlas deben ser primeramente bancos), saneará sus cuentas mediante el dinero de todos y cada uno de los españoles y después venderá los bancos nacionalizados al mejor postor. Es decir, y a resumidas cuentas, que los españoles taparemos los agujeros que crearon “otros”, para que después esos mismos “otros” recompren sus bancos ya limpios de polvo y paja. El negocio redondo.


La pregunta que debería rondarnos por la cabeza una vez destapado el pastel es: Si las cajas están tan mal pero el gobierno puede salvarlas para después entregárselas a los “otros”, ¿por qué no usamos esos recursos para crear una banca pública gestionada directamente y de forma permanente por el Estado, para evitar el negocio de los “otros”, esos que precisamente tienen mucha culpa de nuestra crisis?


Si a estás alturas aún son capaces de hacerse esa pregunta es porque no han entendido nada. Es el capitalismo, estúpidos.