El manifiesto de los artistas e intelectuales es ya un hecho. En el se "solicita" una salida progresista de la crisis. En definitiva, que no la paguen quienes la están pagando: los de siempre, los trabajadores. Hasta ahí el acto muy noble. El problema reside en el justo momento en el que nos da por cuestionarnos, ¿quienes son los intelectuales? ¿quienes son los artistas? Ese tema ya es más espinoso.
¿Por qué es más espinoso? Por la sencilla razón de que aquí hay "intelectuales" que no pensaron mucho cuando otorgaron su confianza a aquellos a los que ahora se "solicita" una salida progresista de la crisis. Nombres como Serrat, Sabina... -intelectuales y grandes artistas- o Ramoncín -eso, Ramoncín- pueden sonar un poco a broma si los incluimos como firmantes de tan glorioso manifiesto. Estos "titiriteros del régimen", como se les llego a llamar, ahora se desvinculan del régimen. Ahora piden lo que en conciencia con su tradición e historia -la personal de cada uno, la de las manifestaciones y las consignas revolucionarias; que también las hubo-, consideran como poco justo.
Sobre esto mucho habría que hablar. Sobre la tachadura moral de esta gente, sobre su inocencia, sobre... en fin, tantas cuestiones y tantos matices que la verdad no me atrevo a comenzar por ninguna de esas divagaciones. Tan solo tengo una frase y un pequeño desarrollo.
Yo -y aquí va la frase-, como comunista no puedo hacer otra cosa que daros la bienvenida de nuevo a este barco que quizá nunca debisteis abandonar. No creo que sea necesario nada mas que una declaración de voluntades; y eso, al parecer, ya esta hecho. Solo espero que no vuelvan a saltar por la borda, y para evitarlo debemos bastarnos a nosotros mismos -a los comunistas y alternativos-.
Bienvenidos seáis pues a la trinchera.
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