Ese impresentable que aprobó unas oposiciones a judicatura sin saberse correctamente las leyes (así lo demuestran sus interpretaciones de las mismas) y los derechos fundamentales del ser humano (así lo demuestran sus actuaciones) esta, desgraciadamente, bien respaldado por un colectivo de peso de nuestra querida España, esta España mía, esta España nuestra. Hablamos como no, del señor Fernando Ferrín Calamita y de sus hooligans católicos, ultracatólicos y fascistas varios que pueblan nuestros pueblos y caminos.
Lo que nos llama la atención de este caso es que un juez, subordinado al poder constitucional y legal que marca el Estado, es capaz de saltarse a la torera cuantas cosas se disponga desde la Carta Magna y sus leyes complementarias, y hacer, en consecuencia, lo que le place. Al caso que me remito es el que le niega el derecho de adopción a una mujer por el hecho de ser lesbiana.
Después de este atropello y salvajada, por el que el Consejo del Poder Judicial lo condena a inhabilitación y, a la par, es condenado a pagar las costas del juicio y a indemnizar con 6000 euros a la madre adoptiva. No importa, ni un puto duro saldrá de su bolsillo. Una plataforma formada por ¡JUECES! y por otros colectivos ha recaudado dinero de sobra para pagar las costas del juicio y la indemnización. Y con la calderilla sobrante se van a pegar una cena a todo tren en un hotel madrileño el próximo día 13 (mañana mismo). Vergonzoso.
Yo mientras, desde mi trinchera digital, me limito a exponer lo que yo considero una deshonra a nuestro sistema democrático, del que nunca pensé que se hubiese ganado ese adjetivo - y eso queda demostrado en mis anteriores entradas -. Seguid viviendo en paz queridos lectores, la democracia os protegerá. Pero hasta entonces, aprended a usar un fusil, que algún día -quiera Marx mas tarde que temprano- os hará bien.
Desde Siberia con honor.
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