Lo que nos llama la atención de este caso es que un juez, subordinado al poder constitucional y legal que marca el Estado, es capaz de saltarse a la torera cuantas cosas se disponga desde la Carta Magna y sus leyes complementarias, y hacer, en consecuencia, lo que le place.

Después de este atropello y salvajada, por el que el Consejo del Poder Judicial lo condena a inhabilitación y, a la par, es condenado a pagar las costas del juicio y a indemnizar con 6000 euros a la madre adoptiva. No importa, ni un puto duro saldrá de su bolsillo. Una plataforma formada por ¡JUECES! y por otros colectivos ha recaudado dinero de sobra para pagar las costas del juicio y la indemnización. Y con la calderilla sobrante se van a pegar una cena a todo tren en un hotel madrileño el próximo día 13 (mañana mismo). Vergonzoso.
Yo mientras, desde mi trinchera digital, me limito a exponer lo que yo considero una deshonra a nuestro sistema democrático, del que nunca pensé que se hubiese ganado ese adjetivo - y eso queda demostrado en mis anteriores entradas -. Seguid viviendo en paz queridos lectores, la democracia os protegerá. Pero hasta entonces, aprended a usar un fusil, que algún día -quiera Marx mas tarde que temprano- os hará bien.
Desde Siberia con honor.
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