Invito a todos los que lean esto a presentar sus posaderas sobre el dialogo social y defecar en él, con gusto, gracia y de forma distendida. Nuestro amado -por patronal y sindicatos- dialogo social, esta costando parados
día a
día, y la
repercusión familiar que esto tiene (
gran articulo de Oscar). El dialogo social no es mas que el
soplapollismo hecho institución. Un puñado de mequetrefes (que dicen ser representantes del trabajador) se reunen, les piden por favor a la patronal que, "por favor, no roben tanto y que, si lo hacen, no sea de forma tan descarada vaya a ser que el
currela -el verdadero iluso y perdedor del asunto- se revolucione" o algo por el estilo. Estos son nuestros representantes y defensores de nuestros derechos laborales.
Esta panda de impresentables y vendidos son aquellos que con
Felipe González tragaron lo
intragable y que ahora piden un esfuerzo colectivo para salir del paso. No, miren, el esfuerzo -por parte del trabajador- ya se ha hecho durante mas de cinco mil años. Es hora de que el esfuerzo venga del otro lado y, además, exigirlo con el puño en alto y la voz bien fuerte. Somos más y mejores.
Su estrategia, la sindical, dista mucho de ser una estrategia de clase. Es una estrategia parasitaria, aguantar como se pueda, porque
aquí hay dialogo social.
Los camaradas franceses salen a la calle por un mísero -en España, al menos, es un mísero- 7% de paro, nosotros vamos ya a por el 14% a marchas forzadas. Sin embargo nuestra respuesta, la de nuestros sindicatos y la del señor Alonso -portavoz del
PSOE-, es extinguir toda posibilidad de huelga. La
huelga lógicamente seria perjudicial para el
PSOE y para los capitalistas pero,
ilógicamente, los que se oponen son los sindicatos de trabajadores. Algo malo pasa. Y ese cáncer -esa maldad- se llama dialogo social. Nunca el capitalismo a dado nada al trabajador, ¿que nos hace pensar que en
algún momento eso pueda cambiar? Debemos enseñar los dientes. Hay actualmente 3.327.801 trabajadores que nada tienen, ¿que pueden perder? Nada tenemos, nada perderemos. La calle debe ser del trabajador, la calle debe ser comunista.
No nos confundamos, nada bueno podemos esperar de los
demócratas burgueses, ni de ellos, ni de su burocracia, ni de su sistema
económico. No hay tiempo para mas dilaciones, debemos actuar ya. Hay que dar un golpe de
timón y plantear nuestros credenciales. La fuerza del trabajo es nuestra y sin nosotros no son nadie.
Si nuestros sindicatos nos venden y nos apagan, desconfiemos de ellos. Debemos depositar nuestra confianza en la
única fuerza
política que se ha movilizado y se movilizara por el trabajador, el Partido Comunista e Izquierda Unida. El sindicalismo -o al menos esta burda farsa sindical- debe ser depurada por los propios trabajadores y por el Partido que los defiende. No hay otra salida a la crisis que la salida marxista. Si
queréis podéis seguir poniendo parches, pero la estructura
caerá. Si alguna vez
decidís levantar un nuevo edificio diferente a este tan podrido, contad conmigo.
Ya os he lanzado mi
invitación, no os
apretéis el
cinturón, ya lo hemos hecho durante largo tiempo. Es hora de
soltárselo y cagar con gusto.
Desde Siberia con honor.