El Equilibrio de Nash y la ley de hierro de los sueldos

John Forbes Nash es un matemático estadounidense y premio Nobel de economía por sus trabajos sobre la teoría de juegos. Quizá sea más famoso para los no-iniciados, por la película que hicieron sobre él, Una mente maravillosa.

La gracia de Nash radica, entre otras cosas, en un concepto clave dentro de la teoría de juegos. El equilibrio de Nash. Para hacer una breve explicación de qué es la teoría de juegos y en qué consiste el equilibrio de Nash, diremos que esta intenta modelizar las relaciones entre las partes. Es decir, y aplicado a la economía, cómo reaccionará, por ejemplo, una empresa respecto de la actuación de otra empresa rival.

Esas relaciones componen fundamentalmente el estudio de la teoría de juegos. Sin embargo, el tema que nos ocupa es el del “Equilibrio de Nash”. Dice Nash, más o menos, que existe un Equilibrio de Nash siempre que una de las partes no pueda obtener beneficios (no necesariamente económicos, recordemos que la teoría de juegos es matemática y no económica) mientras que la otra(s) parte no varíe su actuación.

Un ejemplo típico para explicar el concepto de teoría de juegos, el de los nevereros. Para el que no sepa lo que es un neverero, es un tipo que con una nevera a cuestas va vendiendo por la playa refrescos y bocadillos. Supongamos una playa y dos nevereros. ¿En qué punto de la playa se alcanzaría un equilibrio de Nash? Con toda seguridad, se alcanzara en el punto medio. Fíjense que si un neverero se quedase en un extremo y el otro junto a él pero un poco más hacia el centro de la playa, el segundo neverero se llevaría casi todo el negocio, ya que sería el primer neverero que se encontrarían la mayoría de los bañistas. Sin embargo, el otro neverero puede mejorar su beneficio si se pone delante del que le está “robando” las ventas, absorbiendo así la gran parte de las ventas que el otro le había arrebatado. Y así sucesivamente hasta que llegasen al punto medio de la playa donde, si cualquiera de ellos se moviese para ponerse delante del otro perdería algo de “cuota de mercado”. Por tanto se dice en este caso que, debido a que cualquier alteración de su “posición”, sin variar la del otro, supondría una pérdida de beneficio; estaríamos ante un “Equilibrio de Nash”.

Una vez explicado, aunque sea de una manera bastante sucinta ese concepto del “Equilibrio de Nash”, afrontemos lo que en verdad motiva mi entrada: El Equilibrio de Nash en la vida diaria.
El otro día pensé una teoría (poco elaborada y probablemente plagiada de alguien) en la que, según yo, aplicando el “Equilibrio de Nash”, Marx (o mejor dicho Ricardo) tenía más razón que un santo. Sí, lo sé, puedo parecer un devoto fan de los clásicos pero, vayamos a un “clásico-moderno”

Usemos para ello el “Equilibrio de Nash” a la hora de explicar el proceso de deslocalización industrial. Tómese la empresa que se quiera, esta se verá probablemente “obligada” a “huir” a otro país cuyos costes laborales sean más baratos porque si no lo hace, el otro neverero (otra empresa) le arrebatara esa oportunidad y nuestra primera empresa será menos competitiva. Y así iran “moviéndose” de país en país – o de relaciones de producción en relaciones de producción - hasta que alcancen el equilibrio de Nash, ¿alguien podría decirme cual es? … [tic-tac, tic-tac….]…Bajo mi punto de vista ese Equilibrio de Nash no es otro que el de la ley de hierro de los sueldos.

[Otro apunte económico, la ley de hierro dice que los salarios en general tienden hacia el salario justo para la subsistencia de los trabajadores.]

Digo que el Equilibrio de Nash nos lleva a la ley de hierro de los sueldos por la sencilla razón de que, dado que el planeta (sus recursos) son finitos, la tímida abundancia que se vive en los países desarrollados pronto se verá colapsada debido a que mantener nuestro ritmo de vida será insostenible dentro de un breve periodo de tiempo y, si queremos ser “competitivos”, deberemos tragar con las exigencias patronales y ser los menos pobres de los pobres renunciando a nuestros derechos laborales, cayendo en la ley de hierro de los sueldos. Bien es cierto que, bajo mi punto de vista, ya vivimos en una ley de hierro de los sueldos, pero ese es otro tema que ya discutiremos.

Como ya digo, no es una teoría muy elaborada, pero que sin embargo puede que remueva alguna conciencia.

Teniendo en cuenta que nos movemos en un mundo de pocos jugadores (pocas empresas controlan gran parte de la producción y del mundo) cuyas ansias de poder muchas veces les obliga a romper su pax (su cartel, su acuerdo, su forma de organizar el mundo conjuntamente; su posición pactada en nuestra hipotética playa), no es insensato pensar que sus movimientos estratégicos disten mucho de los planteamientos de Nash, por tanto no es insensato pensar que, mientras que los nevereros oligarcas se mueven para llegar antes al centro de la playa, vayan pisando a veces con grandes pisotones a ese puñado de granos de arena que somos todos nosotros.

Sin embargo, no se me pongan tristes todavía, pues en sus manos (en las nuestras) está la capacidad de dejar de ser granos individuales de arena para formar una roca.

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