¿Deben pagar su traición?

El manifiesto de los artistas e intelectuales es ya un hecho. En el se "solicita" una salida progresista de la crisis. En definitiva, que no la paguen quienes la están pagando: los de siempre, los trabajadores. Hasta ahí el acto muy noble. El problema reside en el justo momento en el que nos da por cuestionarnos, ¿quienes son los intelectuales? ¿quienes son los artistas? Ese tema ya es más espinoso.

¿Por qué es más espinoso? Por la sencilla razón de que aquí hay "intelectuales" que no pensaron mucho cuando otorgaron su confianza a aquellos a los que ahora se "solicita" una salida progresista de la crisis. Nombres como Serrat, Sabina... -intelectuales y grandes artistas- o Ramoncín -eso, Ramoncín- pueden sonar un poco a broma si los incluimos como firmantes de tan glorioso manifiesto. Estos "titiriteros del régimen", como se les llego a llamar, ahora se desvinculan del régimen. Ahora piden lo que en conciencia con su tradición e historia -la personal de cada uno, la de las manifestaciones y las consignas revolucionarias; que también las hubo-, consideran como poco justo.

Sobre esto mucho habría que hablar. Sobre la tachadura moral de esta gente, sobre su inocencia, sobre... en fin, tantas cuestiones y tantos matices que la verdad no me atrevo a comenzar por ninguna de esas divagaciones. Tan solo tengo una frase y un pequeño desarrollo.

Yo -y aquí va la frase-, como comunista no puedo hacer otra cosa que daros la bienvenida de nuevo a este barco que quizá nunca debisteis abandonar. No creo que sea necesario nada mas que una declaración de voluntades; y eso, al parecer, ya esta hecho. Solo espero que no vuelvan a saltar por la borda, y para evitarlo debemos bastarnos a nosotros mismos -a los comunistas y alternativos-.

Bienvenidos seáis pues a la trinchera.

Llamamiento para la Refundación de la Izquierda

La Izquierda ha sido una esperanza para millones de personas durante décadas. Fue una garantía, y lo sigue siendo, de que otro mundo es posible. Pero la Izquierda viene sufriendo una prolongada erosión que no sólo se refleja en su retroceso electoral. La ciudadanía no participa en las decisiones importantes y el tejido asociativo es cada vez más débil.

Los errores políticos han sido numerosos y no queremos ignorarlos. Pero el neoliberalismo no sólo ha creado una enorme precariedad laboral y destrucción ambiental, no sólo ha alargado el tiempo de trabajo a costa del tiempo reservado a todo lo demás. Además, ha mantenido la división sexual del trabajo obligando a las mujeres a sobrevivir a base de jornadas dobles y triples. Además, ha segmentado a la inmensa mayoría de la ciudadanía, y muy especialmente a las trabajadoras y los trabajadores, fomentado la competencia entre nosotros y nosotras, atomizándonos, transmitiéndonos la sensación, de que somos los únicos y las únicas responsables de los males que aquejan al mundo. De que no hay alternativa al actual orden de cosas.

Pero el neoliberalismo ha entrado en crisis. No ha muerto y hay intentos serios de recomponerlo. Pero sus recetas económicas, su influencia ideológica y su modelo de civilización están a la defensiva.

Esto abre nuevas oportunidades para aquellas y aquellos que creemos en una convivencia más justa y solidaria, en un modelo económico acorde con las necesidades de las personas y del medio ambiente, en la posibilidad y en la necesidad de una sociedad distinta. En algunos países esta situación está produciendo convergencias esperanzadoras entre todas las familias y sensibilidades de la Izquierda, en América Latina está abriendo un nuevo ciclo histórico.

Son procesos complejos en los que se tienen que abordar los desencuentros del pasado, los enfrentamientos entre el reformismo y el anticapitalismo más explícito, entre la cultura de la intervención directa y las formas más institucionales de participación política. Pero son procesos que despiertan esperanzas de un mundo mejor entre sectores amplios de la población.

Ha llegado la hora de poner en marcha este proceso en nuestro país. A pesar de la fragmentación de la Izquierda, del desencanto y de la desmovilización social, el potencial democrático de nuestra sociedad sigue siendo enorme. Debajo de la cáscara institucional y de la cultura política oficial, de la corrupción y la manipulación informativa, existen amplios espacios en los que la solidaridad, los valores de justicia social, de igualdad de género, de honestidad y transparencia siguen siendo innegociables. Muchas personas que pueblan estos espacios realmente creen que es necesario construir un orden social y económico más justo, una civilización más pacífica y cooperativa en el planeta, un sistema de trabajo que dignifique a las personas y no que las destruya. Creen que el colapso ambiental se tiene que abordar de una forma distinta a la que dictan las leyes del interés y de la rentabilidad privadas, que es posible construir una sociedad más igualitaria entre hombres y mujeres. En ellos y en ellas late la convicción de que es necesario crear una sociedad distinta a la capitalista.

El momento es propicio para dar un paso así. El modelo económico y productivo español inaugurado hace varias décadas ha tocado fondo. El paro va a aumentar por tercera vez hasta rozar el 20% de la población activa a pesar de las sucesivas reformas laborales. Es un modelo productivo incompatible con los objetivos que se ha marcado la humanidad para afrontar el cambio climático, con cualquier forma avanzada de justicia social, con la dignificación del trabajo y la eliminación de la dominación del hombre sobre la mujer. Su cultura política, fuertemente bipartidista, alimenta la corrupción y el cohecho. Su modelo económico, basado en la renta financiera e inmobiliaria, nutre el poder de la banca frente al resto de la sociedad, fomenta la cultura del dinero fácil frente al trabajo productivo, la especulación frente al esfuerzo reconocido.

Nos corresponde iniciar un proceso amplio y capital que permita darle a este deseo y a esta necesidad de cambio una expresión política, cultural y organizativa. Los y las firmantes de este Llamamiento nos comprometemos a trabajar para que todas las personas, organizaciones y grupos activos que nos reclamamos de la Izquierda empecemos a converger en un espacio común de deliberación y aprendizaje colectivo. Nos comprometemos a reunirnos a nivel de barrio, de centro de trabajo, de ciudad, de comarca y mancomunidad, de comunidad autónoma, nacionalidad histórica y también a nivel de todo el Estado. Nos comprometemos a formar foros y mesas territoriales, foros temáticos y sectoriales para la refundación de la Izquierda, espacios en los que pretendemos ponernos de acuerdo sobre cómo abordar los grandes y los pequeños problemas que nos afectan, para intentar solucionarlos e ir definiendo un nuevo proyecto político de tipo federal, republicano, feminista y socialista. Estos espacios tienen que ser plurales, pero tienen que comprometerse con un proyecto solidario en todo el Estado, ser algo más que la suma de organizaciones, de núcleos e iniciativas ya existentes. Tienen que aunar y aprovechar los esfuerzos del pasado, pero también tienen que fomentar las iniciativas innovadoras.

Nuestro objetivo es crear espacios de participación ciudadana dentro y fuera del trabajo, núcleos de poder organizado para que las personas puedan trasladar directamente sus necesidades a las instituciones, a los medios de comunicación, a los centros del poder político local, autonómico y estatal. Nuestro objetivo es mostrarle a toda la sociedad que es posible y que es más efectivo abordar los problemas de forma cooperativa, que no es necesario hacerlo compitiendo y atomizándonos. Nuestro objetivo es que la ciudadanía le arranque espacios a los intereses corruptos y endogámicos, a la lógica insaciable del capital, a los intereses de las empresas multinacionales. Nuestro objetivo es superar las distintas jerarquías que aquejan hoy a la sociedad, incluidas las jerarquías de género sobre las que se sustenta todo tipo de violencia contra las mujeres.

Nos proponemos hacerlo utilizando medios democráticos, denunciando y elaborando soluciones alternativas, creando una nueva cultura republicana en la que lo de todos y lo de todas esté por encima de los intereses excluyentes. Queremos que la ciudadanía participe activamente en este proceso abriendo la perspectiva de una sociedad distinta, más justa y sostenible para nosotras y nosotros así como también para nuestros hijos e hijas, una sociedad en la que realmente se cumplan y hagan cumplir los derechos humanos, incluidos los derechos sociales, para todas y todos los habitantes del planeta. Nuestro objetivo, en definitiva, es que nuestra generación vaya construyendo una sociedad mucho más justa, solidaria y sostenible, una sociedad socialista para el siglo XXI

Madrid, otoño de 2009

Las adhesiones pueden enviarse a: refundacion.social@izquierda-unida.es

¿Debe Zapatero escuchar a los antiabortistas?

Hoy he escuchado a dos políticos apuntar en la dirección de que ZP tiene que gobernar escuchando a esos 73000 manifestantes que ayer camparon por Madrid, con cobertura mediática publica de por medio. Esos dos políticos eran Mariano Rajoy Brey y Josep Antoni Duran i Lleida. El primero, de la clase de políticos que van a guerras desoyendo al 80% de la población española (español arriba, español abajo); y el segundo de los que se la trae al pairo la población española que no reside en Catalunya. "Consejos vendo, para mi no tengo".

Pero al margen de ese hecho, que ya no es anecdótico pues el PP en la oposición realiza ese principio proverbial día sí, día también, lo curioso es que se plantee el hecho de que ZP -o el gobierno que sea-, debe de gobernar para todos. Es un concepto que a mi aun se me escapa. Si ZP debe gobernar para todos... ¿para qué las elecciones? ¿debe sacrificar su programa político de once millones de votos, por la voluntad de diez millones de votos? En mi opinión, no. Cada gobierno debe actuar en consecuencia de lo que es, un gobierno partidista. Y por tanto, debe de trabajar por el bien de la clase que ese gobierno, y en consecuencia ese partido, represente. Porque a mi juicio incurriríamos en un error muy grave si el Gobierno de España asumiese como españoles de igual grado a mi vecino el fontanero y a la hija de Botín. De hecho, cuando se mantienen las SICAV, no se suben los impuestos a las grandes fortunas, etc. lo que hace el Gobierno no es ni mas ni menos que demostrar al servicio de qué clase de "españoles" está. Si los gobiernos pensasen en la mayoría de los españoles, en la generalidad de los españoles, en ese caso, sin duda, estaríamos ante un gobierno de verdadera izquierda.

Por lo tanto, considero que intentar "gobernar para todos" es algo que, sin duda, es inviable y erróneo. Y que ZP no tiene porque escuchar a nadie mas que a sus votantes. Aunque, y sin entrar en mas profundidades, todos sabemos que ZP a la hora de escuchar pone poca atención en su oído izquierdo.

Los errores de Marx

Karl Marx es, como saben, el padre – junto a Engels del marxismo –. Es fundamentalmente, de esa dupla creadora, el intelectual económico (amén de otras cualidades). Suyo es el libro Das Kapital (El Capital), obra culmen del marxismo y el análisis pormenorizado y mas perfecto, a su misma vez, del capitalismo. Contra este insulto (el que un marxista - ¡el Marxista! – escribiese la obra culmen del capitalismo), se han conjurado a lo largo del tiempo varios cientos de economistas, divulgadores, analistas… intentando decir, sin acierto, que Marx esta y estuvo equivocado.

Sus argumentos se suelen condensar en dos. De un lado, el conocimiento perfecto del mercado que Marx atribuía – como Adam Smith – a los empresarios; y del otro, un supuesto olvido sobre la, al parecer evidente, escasez de recursos. Comentemos brevemente ambas.Cuando a Marx se le critica por el “error” sobre el conocimiento del mercado, se le convierte, inmediatamente, en un autor de economía de la empresa. Se le remueve de su puesto de economista político para malmeterlo en la desagradable disciplina que estudia el funcionamiento de la empresa. Marx, no explicaba cuales debían ser las actitudes del empresario y sus capacidades; Marx simplemente hablaba de cómo el dinero se transformaba en capital y de cómo este solo se utiliza, por medio de los empresarios, para aumentar el capital. Marx no describe el deber ser de los empresarios, Marx describe el ser de los empresarios. Es decir, que Marx no se mete en si los empresarios tienen un conocimiento perfecto del mercado o no; o incluso en si el capitalista debe ser diferenciado del empresario – esa es una cuestión trivial –. La raíz y el fundamento de Marx van mucho más allá. La raíz y el fundamento de Marx es, sin más, el carácter de dominación y alienación del capitalismo a través de las actividades bien de los capitalistas, bien de los empresarios.

Sin embargo, y a pesar de la importancia de la supuesta “teoría del empresario” de Marx, produce mucho mas quemazón la infantil critica a Marx sobre el “descuido” que en su obra tiene con la escasez de recursos. Y esta crítica se fundamenta en la frase de Marx – y del comunismo entero –: “¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades!”. Esta frase que tanto miedo da, es interpretada por los infantiles economistas como un llamado a la Tierra para que de sus adentros provea a los humanos de recursos ilimitados. Solo a aquellos que adoran dioses en forma de “Manos Invisibles” y de “Autorregulación de los Mercados” se les podría ocurrir la desfachatez de convertir a Marx en un adorador de la Madre Gea y en un ignorante de la situación general de los recursos. Cuando Marx habla de “a cada cual según sus necesidades”, no cabe la menor duda de que se refiere a que, una vez desaparecido el sistema de explotación del hombre por el hombre y de la diferenciación entre trabajo manual e intelectual – amen de la consecuente conciencia humana, lógica en el comunismo –, de entre los recursos existentes no existe motivo alguno para diferenciar entre hombres, pues todos los hombres independientemente de sus capacidades concretas poseen por si – repito, en la fase más elevada comunista – la potestad de conseguir aquello que cualquier otro hombre pueda poseer. Es decir, que cuando Marx se refiere a “a cada cual según sus necesidades” no habla del reparto, sin planificación y equitativo de Todo para Todos, sino que se refiere al reparto planificado de entre lo que hay, lo que cada uno – plenamente consciente de su papel como persona en sociedad– necesite.

Por tanto, es cierto que la teoría de Marx constituye un núcleo duro que, con el paso del tiempo, hay que ir adaptando – haciendo ejemplo del materialismo histórico y dialectico – a las situaciones que la realidad en cada momento nos plantea. Sin embargo, parece digno de regocijo para un marxista como yo, el hecho de que cada día un profesor universitario intente “acabar” con la teoría marxiana de la economía, y que cada día fracase en su intento.

Carta a los diputados responsables de la reforma electoral

Desde I Love IU vamos a poner en marcha una campaña de mails a los diputados y la diputada que forman parte de la Subcomisión parlamentaria sobre posibles modificaciones de la Ley Electoral General. Esta subcomisión es la encargada de reformar la ley electoral para que deje de ser la estafa actual y pase a ser una ley democrática. La idea es mandar un mail a cada uno de los diputados y a la diputada que forman parte de esa subcomisión urgiéndoles a que terminen su trabajo y podamos tener una ley realmente proporcional. Cada cual puede enviar el texto que considere pertinente, aunque hemos acordado el que hay abajo para quien no tenga tiempo de escribir un texto propio. Para enviar el mail a cada diputado y a la diputada basta con que copiéis en “Para” las siguientes direcciones:

alfonso.guerra@diputado.congreso.es, elviro.aranda@diputado.congreso.es, jose.benegas@diputado.congreso.es, josemariabenegas@hotmail.com, jabermudez@diputado.congreso.es,gaspar.llamazares@diputado.congreso.es, jesus.quijano@diputado.congreso.es, juan.vera@diputado.congreso.es, jordi.xucla@diputado.congreso.es

Os pedimos también que difundáis la iniciativa entre la gente que consideréis que pueda estar interesada en presionar democráticamente para que la ley electoral deje de ser un fraude. También hemos creado un grupo en Facebook al respecto. El texto que os proponemos para quienes no queráis escribir uno propio es el siguiente:


Señores y señora vocales de la Subcomisión sobre posibles modificaciones de la Ley Electoral General:

En octubre de 2008 se constituyó la subcomisión parlamentaria de la que usted forma parte con el objetivo de analizar y llevar a cabo las pertinentes modificaciones de la actual Ley Electoral. En este plazo los ciudadanos sólo hemos tenido noticia de un informe del Consejo de Estado que ofrecía una posible reforma de la ley sin necesidad de modificar la Constitución y que permitiría acercarnos al cumplimiento de la representación proporcional y el respeto a la pluralidad política afirmados en la Constitución vigente. La ampliación del Congreso a 400 diputados y la creación de un “colegio de restos” para estos nuevos 50 escaños es una de las opciones que corregirían sin reformar la Constitución las actuales distorsiones que impiden que todos los votos sean contabilizados en condiciones de igualdad.

La reforma electoral no es un objetivo político prioritario de ninguna fuerza política, pero sí es una condición de necesidad para que las distintas opciones electorales puedan defender los objetivos realmente importantes en condiciones de mínima equidad.

Por ello le solicito como ciudadano/a que completen los trabajos de su subcomisión en el menor plazo posible alcanzando una reforma electoral que permita que todos los votos cuenten igual y cada fuerza cuente con una representación acorde con su peso electoral para poder defender equitativamente cuestiones políticas sustantivas.

Le saluda atentamente,

La derecha es revolucionaria

Perdón. Por tres motivos. El primero por empezar una entrada pidiendo perdón; eso convertirá esta entrada en desechable en el primer vistazo... pero no seáis tímidos, ¡que aun quedan dos perdones y algún tipo de conclusión!

El segundo perdón se lo pido al señor que se sentó en 59'' entre Labordeta y Calleja, y justo enfrente del director de 20Minutos. Le pido perdón por no recordar ni su nombre ni el medio en el que trabaja. Es una putada que hablen de ti sin documentación, bibliografía o una triste fotografía pero... en Siberia a veces pasa eso (y cosas peores).

El tercero, es el titulo. Obviamente la derecha no es revolucionaria pero... al menos sabe en que mundo vive. En su mundo; y cuando digo en su mundo digo en nuestro mundo hecho a imagen y semejanza de ellos, de los de derechas. Y eso ellos lo saben. Lo triste es que los demás parece que no lo han entendido del todo.

Tras los perdones, viene la explicación a esta chocante introducción. Os pongo en antecedentes. Estaba yo viendo 59'' en el momento exacto en el que hablaban de la nimia (va por ti Cero) pensión que le ha quedado al majo este que trabajaba en el BBVA, Goirigolzarri. Todos, los contertulios, tenían las manos puestas sobre la cabeza hablando de inmoralidad, de falta de estética e incluso alguno blasfemo hablando de injusticia. Todos a excepción del caballero al que le reitero el segundo perdón que pedía y que ruego me lo conceda. Este hombre, el mas derechoso de ellos, lo tenia claro. No existe mal en que el del BBVA se lleve ese pastizal; o al menos no lo habrá hasta que la Asamblea de accionistas, diga que lo hay; decía el hombrecillo misterioso. La libertad de empresa y el capitalismo significa eso: Una empresa privada hace lo que quiera, respetando los mínimos, con su capital; si no les gusta, cambienlo, pero es lo que hay; sentenció el hombre sin nombre.

Lo mejor de todo: tiene mas razón que un santo. Ponerse las manos en la cabeza por este asunto, es ponerse las manos en la cabeza contra el capitalismo, es afilar las bayonetas. Y si no lo es, entonces es que algo falla. Y falla la percepción de que el capitalismo es algo bueno, bonito -y si hablamos de despido, generalmente-, barato. No lo es, y quienes luchan por "mejorarlo", están -como dijo Lenin- condenados al fracaso. El único arreglo al capitalismo es su destrucción. En esas indicaciones apuntaba el señor desconocido. ¿Seremos capaces de hacerle caso o, al menos, de ser coherentes con el sistema que cada uno de los ciudadanos -incluidos los mercenarios del Word de oficina que se sentaban en la misma mesa que el tipo de cuyo nombre no me acuerdo- queremos? No nos pongamos las manos en la cabeza, afilemos bayonetas.